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Diálogos en el Espacio Público: Arte público en el Guggenheim de Bilbao

Actualizado: 17 ago 2023




Se ha escrito mucho sobre el efecto que el Museo Guggenheim tuvo sobre la regeneración urbana en Bilbao, incluso a partir de él, se acuñó el concepto el efecto Guggenheim dentro de la terminología usada en los estudios urbanísticos. El Museo vino a regenerar una zona denominada “Campa de los ingleses”, un sector ubicado en el margen izquierdo de la Ría de Nervión, que vertebra Bilbao en sus dos orillas. Durante décadas este margen de la Ría sólo había conocido almacenes y bodegas del antiguo esplendor industrial de la ciudad, un pasado postindustrial que estaba desangrando a la ciudad allá por 1991 cuando se empezó a barajar la idea de la reconversión. El museo venía a promover la transformación de una zona cerrada y abandona, deteriorada al extremo para convertirla en una zona abierta, pujante y atrayente donde se conformara una nueva centralidad como estaba ocurriendo en ese momento con la regeneración de la zona del Poblenou de Barcelona con la construcción de la nueva Villa Olímpica.


Foro Izquierda: Vista del solar en los años 80. Foto Derecha: el museo es una realidad.



Fases del proceso.


La transformación de usos que estaba viviendo el país visualizaban una reestructuración económica y productiva desde modelos de producción industrial, textil en el caso de Barcelona y siderurgia en el caso de Bilbao hacia otros modelos postindustriales orientados a los servicios, el ocio y el turismo conformando nuevas formas de urbanidad, creando nuevas subjetividades, prácticas y relaciones sociales entre los habitantes. De esta manera, representa la emergencia de una industria cultural creciente, donde el valor simbólico y el reconocimiento tradicionalmente asignado a la cultura como un componente ilustrado de las sociedades contemporáneas disminuyen en función de su valor de cambio como bien y producto de consumo. Es justamente este conjunto de características las que permiten presentar su arquitectura como promotora de un dispositivo de centralidad cultural. Si bien este proyecto no sustenta por sí mismo el proceso de regeneración urbana, el cual posee una complejidad urbanística, política, económica y sociocultural mucho mayor, se constituye en su principal ícono.

La ciudad vasca atravesaba en 1991, año en que comenzaron las negociaciones, una depresión económica de difícil salida. Las heridas de la reconversión industrial seguían abiertas y el paro juvenil alcanzaba el 50 % en algunas poblaciones. Sevilla preparaba la Exposición Universal y Barcelona, los Juegos Olímpicos. A los políticos les parecía que Bilbao se estaba quedando atrás.



Bocetos del arquitecto Frank Gehry, autor del edificio.



Fases constructivas del edificio, se puede observar al arquitecto americano haciendo un seguimiento de las obras



Pero aparte del museo en sí, de su ordenación en el urbanismo y de la colección de piezas artísticas que expone en su interior, para mí la gran aportación del museo a la ciudad está en sus esculturas públicas, que rodean y fusionan el museo con la ciudad. Obras de grandes artistas internacionales que generan un eje de configuración urbano que expone el arte contemporáneo en la calle, acercando el arte a los ciudadanos y visitantes, fuera del confort de las paredes blancas del museo, creando nuevas y sorprendentes imágenes icónicas de la ciudad a través de ellas y de la cultura como modelo de valor. La regeneración urbana no es solo a través del edificio, que actúa como una escultura en sí mismo, sino al urbanismo que el museo genera a su alrededor, con la pasarela peatonal que fusiona el edificio dentro de la ría y del resto de obras escultóricas de gran formato que no hacen sino dar valor al espacio y por ende a la ciudad. La escultura urbana actúa nuevamente como nexo de convivencia. No son solamente cuerpos extraños que ocupan un espacio, sino son una fuerza que crea un espacio, generando un nuevo e indivisible skyline de la ciudad tanto estético, deviniendo auténticos hitos.


Fotos de la ordenación e integración del edificio en la ciudad y la Ría.




Esculturas exteriores que conforman en sí mismas un recorrido







Esculturas:


“Maman” de Louise Bourgeois (1911-2010). Es una enorme y elegante escultura de bronce de 12 metros de altura situada al borde de la ría en la fachada posterior. “Maman” pertenece a la serie de arañas gigantes que la escultora creó y actualmente están repartidas por grandes museos del mundo. En sus obras refleja la traición, la ansiedad y la soledad. Desarrollo experiencias personales hasta el día de su muerte con 98 años donde la artista seguía trabajando, siendo una de las artistas más influyentes del arte contemporáneo. Las arañas, que Bourgeois presenta como un homenaje a su madre, que era tejedora, ponen de manifiesto la duplicidad de la naturaleza de la maternidad: la madre es protectora y depredadora al mismo tiempo. La araña utiliza la seda tanto para fabricar el capullo como para cazar a su presa, así que la maternidad encarna fortaleza y fragilidad. Estas ambigüedades se ven intensamente reflejadas en esta “Mamam” gigantesca, que se sostiene ominosamente sobre unas patas que semejan arcos góticos y que funcionan al mismo tiempo como jaula y como guarida protectora de una bolsa llena de huevos que se encuentran peligrosamente adheridos a su abdomen. Su obra es muy personal con frecuentes referencias a una dolorosa infancia marcada por la deslealtad continua de su padre a su madre, ambos tejedores y los largos silencios que ocurrían entre ellos mientras ambos cosían tapices.

Las arañas de Bourgeois provocan en el espectador una vulnerabilidad conmovedora, releyendo la imagen de un animal que por sí mismo provoca miedo.






Puppy de Jeff Koons (1955-). Escultura de 12 metros de altura realizada en acero en forma de perro recubierta por flores vivas. La forma hace referencia a la raza de perro West Higland Terrier. Situada en la plaza, delante de entrada principal del museo. Las flores ornamentales están en sustrato y reciben agua por un canal interno. Cada dos veces al año se reponen, adecuando las flores a las estaciones del año para su mejor adaptabilidad. Realizada en 1992. Medidas 1240 x 1249 x 820 cm. El mantenimiento de la pieza cuesta 9.000 euros al mes.


Estructura e interior de la escultura.



Escultura final



Tulipanes. Es la segunda obra que Jeff Koons tiene instalada en el museo. Obra pop situada en la terraza del museo que da a la Ría.

Realizada en acero inoxidable, policromada en colores brillantes de laca translúcida. Es la representación de siete tulipanes de 5 metros. los tulipanes recuerdan globos imitando su textura.




Niebla #08025 realizada por Fujiko Nakaya( 1933-) Escultura atmosférica encargada para el estanque que se forma entre la Ría y el paso peatonal en la parte posterior del museo. Es la primera escultora en trabajar con la niebla en una creación escultórica. la artista considera este estado atmosférico como un medio de transición entre la luz y las sombras, reflejando la fascinación por los fenómenos naturales que se forman y desaparecen continuamente. El efecto es logrado mediante mil toberas de alta presión y un sistema de bombeo, creando la niebla de manera instantánea mediante la pulverización de agua. La obra se activa cada intervalo de tiempo, dependiendo de la estacionalidad.





Fuente de fuego de Yves Klein (1928-1962). Obra que no fue terminada en vida. Klein concibió la obra para un espacio abierto con 5 fuentes que arrojan fuego. El artista se inspiró en las fuentes de la Granja de San Ildefonso del siglo XVIII, concibiendo una lámina de agua donde danzaran llamas de fuego, contrastando la lámina de agua quieta con los 5 surtidores de fuego de gran potencia. La obra fue creada en 1961 pero no fue fabricada hasta 1997 para su instalación en el estanque del museo. La obra surge en determinados intervalos de tiempo y permanece ardiendo durante un minuto.





El gran árbol y el ojo. Escultura de artista Anish Kapoor (1955-) Escultura compuesta por 73 esferas de acero inoxidable reflectantes en una estructura sobre 3 ejes. El material tan pulido hace que se reflejen y refractan entre sí tanto la ciudad como la Ría. El artista nos recuerda la inestabilidad y el carácter efímero de nuestra visión y, por extensión, de nuestro mundo.





Arcos Rojos, de Daniel Buren (1938-). Se creó un concurso internacional para la realización de una obra permanente en el puente de La Salve, próximo al museo. La Intervención escultórica del artista francés se basaba en visualizar y a la vez suavizar el Puente de La Salve, una estructura muy presente junto al museo. La obra de Buren juega con los reflejos de la Ría, instalando una serie de paneles laminados de aluminio, acero, PVC, metacrilato translúcido y LEDs y proyectores en los 57 metros de alto que tiene cada arco del puente. Se buscaron materiales resistentes a la intemperie, con un fácil mantenimiento que cumplieran con el detallado estudio de ingeniería para garantizar la seguridad del tránsito que circula a través del puente.




El artista durante la construcción y obra final





Finalmente me permito la licencia, aunque está obra no se encuentre en el espacio público, de resaltar la instalación "La Materia del tiempo" del escultor Richard Serra que dialoga desde el interior del museo con el espacio y la materia, creando un hilo de relato con las esculturas que hemos analizado.










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