El museo siempre ha ejercido el papel de gran contenedor del patrimonio, se depositaba en él todo lo que una sociedad le configuraba un valor de ser preservado, para que éste principalmente lo custodiara.
En las últimas décadas ha tenido lugar una evolución del concepto de patrimonio, los diferentes cambios que ha sufrido la definición de patrimonio desde organismos intergubernamentales, con sus ampliaciones referidas a la acepción y ampliación del concepto, han venido generando una nueva sensibilidad hacia éste y por extensión han reconfigurado la idea inicial del museo como un lugar estático, de preservación, donde los “valores” eran generados por su sola presencia. El museo era aquel lugar que otorgaba y determinaba el valor de lo que debía ser legado.
Durante las últimas décadas del siglo XX la idea de estos contenedores estáticos, dedicados a mirar hacia ellos mismos empezó a ponerse en entredicho desde diferentes sectores: sociólogos, historiadores, antropólogos, científicos etc. empezaron a desarrollar una nueva sensibilidad ligada a la cultura como lugar de encuentro, no sólo con un único discurso narrativo, generalmente occidental, donde la inclusión de otras culturas y grupos excluidos de los grandes relatos narrativos por los que había navegado la historia universal, reivindicaban sus derechos, con la imagen de romper el ambiente sociocultural que se creía exclusivo de unas élites económicas y culturales. Roser Gort relata como a finales de los años 90 la concepción del museo experimentó una transformación basada en la evolución de la nueva museología, que abogaba por una transformación profunda respecto al museo tradicional (1), muchos teóricos seguían el mismo camino como explica en su ensayo Sally Prince, al referirse al libro Writing Culture (Clifford,J;Marcus,G:1986) “introdujo un nuevo escepticismo sobre las explicaciones ordenadas y las construcciones de los modelos teóricos en favor de una visión de la cultura y sociedad más movible, indefinida, como un terreno de hibridación, disyunción y heteroglosia”(2) o Freeman Tilde, padre de la interpretación del Patrimonio Natural, que aboga más “ por la interpretación que no por la contemplación”(3)
Todos estos cambios conceden una nueva dimensión a los museos, pasando a convertirse en generadores de experiencias, escenarios donde poder actuar. Los Museos de la Ciencia fueron los primeros (primer museo Exploratorium de San Francisco, 1969, creado por Frank Oppenheimer) (4) que introdujeron la idea del museo-espectáculo, ligado con el ocio “ofreciendo al visitante un escenario que favorezca la participación e interacción” (5), con nuevas estrategias de montaje de exposiciones tanto a nivel estructural como conceptual. Tal y como argumenta J. Santacana y C. Martín, <La interactividad no es una novedad en el campo del conocimiento, del aprendizaje y de las relaciones humanas; pero sí lo es en el campo de la museografía, supone contemplar y tratar el museo con otros ojos; con los ojos de los usuarios a quienes les gusta participar en las cosas y aprender> mientras que para el museólogo <supone observar el museo con una nueva mirada […] y preguntarse ¿ Cómo puedo entablar un diálogo con nuestros usuarios para que sean ellos que me digan como lo ven? ¿Cómo puedo saber de sus intereses y participar de sus emociones? ¿Cómo podemos intercambiar opiniones?> (6)
“Los museos además de contenedores y conservadores del Patrimonio Cultural (ICOM, 207), tienen una responsabilidad social hacia el entorno y la realidad cada vez más diversa en la que vivimos” (7)
Desde este punto, el término de inclusión social empieza a asociarse con los museos, fomentando un cambio de rol del museo en la sociedad (8) los museos y las organizaciones culturales tienen el poder de capacitar individuos y comunidades para poder contribuir hacia las múltiples formas de desventajas experimentadas por los individuos y las comunidades descritas “en riesgo de exclusión social”. Recientes estudios de interacción entre museos y sociedades en riesgo de exclusión, demuestran resultados positivos en la mejora de la autoestima, la confianza y la creatividad. La representación de comunidades inclusivas en colecciones y muestras, tiene el potencial de promover la tolerancia, la intercomunidad, el respeto y un desafío a los estereotipos, habiéndose también demostrado el potencial para combatir asuntos como la pobreza en la salud, los índices de criminalidad, la pobre educación y el desempleo (9). Todos estos parámetros hacen de los museos lugares más próximos a todos los ciudadanos, generando así nuevas condiciones para la distribución y accesibilidad de la cultura y de nuestro patrimonio. “la cultura es una experiencia interactiva, nosotros hacemos cultura y el museo es un instrumento de mediación que tiene la responsabilidad de comunicar, de establecer un diálogo con el público” (10). Los museos se han convertido en un instrumento para crear lazos con las sociedades que los contienen, y éstos deben abrirse a ellas y complementarlas: Un museo inclusivo es aquel que obedece a este cambio de rol dentro de la sociedad, un museo abierto a todos, sensible a las diferentes voces. El museo debe ser un espacio y un factor de integración en una sociedad plural. “A menudo, cuando se habla del colectivo de discapacitados, se habla de dos públicos: pero los dos únicos públicos que hay son los que se interesan por la cultura y los que no” (11).
Los museos no tienen sentido si la sociedad civil no contribuye a su construcción (12), una sociedad civil que ha cambiado desde que los museos fueron fundados. Desde los discursos de integración social, género, discapacidad funcional, el discurso de los otros… en una mezcla de multiculturalidad y relatos individuales que buscan una complicidad como parte de la sociedad a la que pertenecen. Los museos deben ser capaces de integrar y dar voz a todos ellos, entendiendo el concepto de museo inclusivo a aquel que es capaz de aglutinar todas las sensibilidades que propone la sociedad civil. No solo accesibilidad en las barreras arquitectónicas, sino una concepción de museos abiertos no solo a las ideas, sino a todos los sentidos. “Sentido de integrar a su público, con recorridos y ofertas que permitan sentir y hacer participar de forma efectiva en el mensaje multicultural que lanza el museo en estos nuevos tiempos” (13)
En las actividades de los museos han crecido los programas de intercambio con la sociedad civil, se ha hecho mucho trabajo a la hora de adaptar las instalaciones a la accesibilidad física, así como a la generación de la museografía integrada en los discursos expositivos, desde una página web accesible <la página web es la primera imagen o tarjeta de presentación de una institución> a la distribución de PDA interactivas, bucle magnético, instalación de paneles a 1,35 cm de altura etc. Reconociendo los derechos de las personas con discapacidad funcional y subrayando que no es un problema individual, “sino una muestra de la diversidad de las personas bajo un enfoque de derechos humanos presidido por el derecho de la diferencia” (14). El papel de las asociaciones ha pasado a ser importante como intercomunicadoras con los museos. Los museos deben establecer proyectos de accesibilidad y trabajar con las asociaciones a la hora de repercutir en un mejor servicio y formación a su personal humano que los integran. La actual normativa existente es indecisa “el factor accesibilidad depende, de la buena voluntad de usuarios y museos y no de la exigencia legal de aplicación del principio de igualdad y diseño para todos” (15) En este punto, es imprescindible resaltar la necesidad de un equipo humano formado, capaz de reorientar y focalizar su nuevo rol. Se ha primado una obsesión por la inclusión de la tecnología en vez de en el capital humano “los museos se han gastado cantidades ingentes de dinero en la elaboración de itinerarios y audiovisuales, mientras que el papel de los educadores y guías animadores no se ha visto potenciado” (16). Y esto es algo que se debe paliar.
Estos nuevos cambios de rol y proceso de adaptación de una organización a los cambios, son acogidos en tres fases por el personal y dirección del museo. Lewin (17) nombra a estas tres fases como: “unfreezing, moving y refreezing”. Los Cambios no siempre son bien acogidos. Unfreezing haría referencia a la estimulación y el uso de diferentes rangos y estrategias, que puedan servir a la organización de afrontar el momento de transición del cambio y los puntos de apoyo para afrontarlo. Refreezing estaría vinculado al establecimiento e institucionalización de los cambios y a las formas de conseguirlos: habilitar estrategias, cambiando las actitudes de los miembros del equipo de trabajo en los museos: entrenamiento, democratización de las prácticas de los museos, prácticas más flexibles. El equipo humano de una organización es su parte más importante, fomentarla y potenciarla es parte del futuro de los museos para poder ser lugares más plurales y accesibles. “la accesibilidad, antes que un derecho, es una ideología que hay que practicar” (18)
Que los museos han sido capaces de influir en su entorno social y ejercer una influencia en su territorio, es algo incuestionable, desde el famoso “efecto Guggenheim” a casos de regeneración de espacios, como el barrio del Raval en Barcelona, demuestran la incidencia de estos edificios en su entorno próximo, dotando de una identidad a estos lugares y contribuyendo a la generación de unas plusvalías para las zonas, este efecto no siempre tiene un carácter positivo en el territorio, como podrían ser los casos de gentrificación que están sufriendo los entornos urbanos [Enlace], las políticas del despilfarro en museos, pensando más en el continente que en el contenido con una única visión propagandística y rédito por el político de turno, pues se ha comprobado que muchos de estos equipamientos no han venido a dotar de un tejido cultural al lugar donde fueron proyectados, quedando como un faro arquitectónico algunas veces unido a la corrupción urbanística, o la destrucción de zonas culturales icónicas [Enlace].
“La acción cultural del museo va más allá de su espacio físico, extendiéndose hacia la ciudad que lo acoge, hacia el territorio, apoyando manifestaciones que en él suceden […] El museo debe desarrollar una estrategia de integración e implicación en los eventos culturales y sociales de su entorno, además de promover sus propios proyectos para atraer a ese mismo entorno”(19) El museo inclusivo debe ser visto por la comunidad como un lugar de encuentro y generador de eventos “ convirtiendo al visitante en protagonista de su visita, darle pautas para que él mismo se encargue de descubrir, pensar, aprender de una manera informal pero mediante la diversión”(20) introduciéndolos en la creciente y controvertida industria del ocio, en opinión del sociólogo Ángel Blas Rodríguez “el museo ha entrado a formar parte definitivamente de la industria del ocio y del turismo cultural, y el arte se ha integrado con conflictos en el ámbito del mercado a través del patrocinio cultural de las empresas privadas” [Enlace] aunque numerosas voces críticas también han surgido ante la perspectiva del museo y la cultura macdonalizada, como las del artista y crítico Rogelio López Cuenca: ”Parecería que el museo hubiera renunciado a su finalidad originaria, su función formativa, educativa, de dotar de sentido a la identidad colectiva, de pertenencia a la ciudadanía… pero si esto no está ya entre las prioridades del museo postmoderno, del postmuseo, sin embargo esa función la ejerce, solo que ahora mediante la seducción y la mareante oferta continua de novedades. Y la identidad que se construye es la del consumidor global.
Cuando Adorno proponía la analogía museo-mausoleo -los museos como sórdidas tumbas de las obras de arte del pasado- ni se imaginaba que aquel rancio modelo, el museo aquel del vigilante que daba cabezadas, las telarañas, el inhóspito y frío museo que querían dinamitar los futuristas, lo iban a acabar liquidando la codicia y las avalanchas de turistas. Y nosotros íbamos a terminar echándolo de menos”. [Enlace]
Así, un museo inclusivo es aquel que es accesible, accesibilidad que es entendida actualmente no sólo como la eliminación de barreras arquitectónicas, sino por promover la igualdad en el derecho a acceder la información contenida a través de la planificación de actividades adaptadas a las diferentes necesidades de los diferentes públicos.(21) Públicos cada vez más heterogéneos “numerosos estudios apuntan que nuestra sociedad es cada vez más longeva y que en las dos últimas generaciones el acceso a la educación, ha sido más o menos generalizado, es de esperar que en un futuro inmediato el perfil de los usuarios mayoritarios de los museos será de personas mayores, con un nivel cultural medio-alto, y el disfrute del patrimonio cultural será una elección preferente a la hora de planificar la gestión de su tiempo libre en alternativas de ocio culto” (22) En una sociedad global como la actual, en la que cada vez es mayor la presencia de personas de diferentes lugares, es prioritario la valoración de la igualdad para toda condición humana. Los que nos hace iguales, es que somos diferentes; entendiendo al otro no como una cultura diferente y desconocida, como reflejaban las exposiciones concebidas desde una actitud burguesa, sino como una interconexión de relatos. La representación museológica de la diferencia en la era actual es concedida desde un punto de integración e interconexión de narraciones “los viajes a escala global, las oportunidades educativas, las políticas identitarias, los patrones de inmigración y las nuevas tecnologías de comunicación han creado un museo en el que las personas cuyas vidas están caracterizadas en los museos etnográficos están cada vez mejor posicionadas para explicar su historia, sus prácticas culturales o sus tradiciones en su propia manera, sin tener que pasar siempre a través de la interpretación de interlocutores occidentales”(23) esta nueva forma de concebir la museología también hacen de los museos lugares más inclusivos.
Un museo inclusivo es un museo, didáctico, adaptado, social, interactivo y dinámico… un museo cercano, pero abierto al mundo. Queremos un museo vivo, humano, un museo en el que, en palabras de Georges Henri Rivier, “el éxito no se mida por el número de visitantes que recibe, sino por el número de visitantes a los que enseñó alguna cosa” Desarrollar una mirada crítica del presente, fomentando la observación, la imaginación y el pensamiento crítico es la meta a la que tiene que aspirar todo agente cultural, “La meta de toda política cultural es la creación de condiciones para que las personas inventen sus propias metas” y el museo debe ser un creador de condiciones para que todas las personas ejerzan su derecho a la cultura pues el contenido de un museo es de todos.
Notas del texto
(1)Gort, Roser; Sabater, Miquel. “Papá, llévame al museo. Cómo conjugar ocio y cultura” dentro: Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos. Gijón: Trea, 2012 pág.65
(2)Price, Sally. “Arte, antropología y museos: Orientaciones poscoloniales en los estados Unidos” Éndoxa. Series filosóficas, nº33 (2014) UNED, Madrid. Pág.147
(3)Gort, Roser; Sabater, Miquel. “Papá, llévame al museo. Cómo conjugar ocio y cultura” dentro: Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos. Gijón: Trea, 2012 Pág. 65
(4)Gort, Roser; Sabater, Miquel. “Papá, llévame al museo. Cómo conjugar ocio y cultura” dentro: Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos. Gijón: Trea, 2012 Pág.67
(5)Gort, Roser; Sabater, Miquel. “Papá, llévame al museo. Cómo conjugar ocio y cultura” dentro: Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos. Gijón: Trea, 2012 Pág 66
(6)Gort, Roser; Sabater, Miquel. “Papá, llévame al museo. Cómo conjugar ocio y cultura” dentro: Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos. Gijón: Trea, 2012 Pág.67
(7)Consuegra Cano, B. (2014): “Un intento de aproximación al papel de las asociaciones de persones con discapacidad en las políticas de accesibilidad desarrolladas en los museus”, Revista de Museología, 61, Pág.15
(8)Sandell, Richard. “Social inclusion, the museum and the dynamics of sectoral change” dentro: Museum and society, 1 (1) 2003. Pág.45
(9)Sandell, Richard. “Social inclusion, the museum and the dynamics of sectoral change” dentro: Museum and society, 1 (1) 2003. Pág. 46
(10)ICOM España digital. Museo e inclusión social. Nº2. Pág.89
(11)ICOM España digital. Museo e inclusión social. Nº2. Pág. 23
(12)ICOM España digital. Museo e inclusión social. Nº2. Pág.3
(13)ICOM España digital. Museo e inclusión social. Nº2. Pág. 11
(14)Consuegra Cano, B. (2014): “Un intento de aproximación al papel de las asociaciones de persones con discapacidad en las políticas de accesibilidad desarrolladas en los museus”, Revista de Museología, 61, Pág.13
(15)Consuegra Cano, B. (2014): “Un intento de aproximación al papel de las asociaciones de persones con discapacidad en las políticas de accesibilidad desarrolladas en los museus”, Revista de Museología, 61, Pág.18
(16)Gort, Roser; Sabater, Miquel. “Papá, llévame al museo. Cómo conjugar ocio y cultura” dentro: Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos. Gijón: Trea, 2012 Pág.68
(17)Sandell, Richard. “Social inclusion, the museum and the dynamics of sectoral change” dentro: Museum and society, 1 (1) 2003. Pág.49
(18)ICOM España digital. Museo e inclusión social. Nº2. Pág.21
(19)Gort, Roser; Sabater, Miquel. “Papá, llévame al museo. Cómo conjugar ocio y cultura” dentro: Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos. Gijón: Trea, 2012 Pág. 69
(20)Gort, Roser; Sabater, Miquel. “Papá, llévame al museo. Cómo conjugar ocio y cultura” dentro: Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos. Gijón: Trea, 2012 Pág. 70
(21)ICOM España digital. Museo e inclusión social. Nº2. Pág. 67
(22)ICOM España digital. Museo e inclusión social. Nº2. Pág. 59
(23)Price, Sally. “Arte, antropología y museos: Orientaciones poscoloniales en los estados Unidos” Éndoxa. Series filosóficas, nº33 (2014) UNED, Madrid. Pág. 157
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